Su modo de vida era distinto al de tu aldea. Ellos no necesitaban recolectar porque sabían cultivar productos
agrícolas, tampoco necesitaban cazar porque tenían un corral con
animales. Todo eso te pareció un gran avance, así que les hiciste muchas
preguntas para poder entender cómo lo hacían. Después de varios días de
convivencia decidiste volver con a tu aldea. Se despidieron de ti y te
dieron un puñado de semillas y dos pequeñas cabras.
Al reencontrarte
con tu familia, les contaste apasionadamente lo que habías visto y
aprendido, también se lo contaste a tus vecinos de la aldea. Pero no
mostraron demasiado interés, incluso algunos se opusieron directamente.
El más famoso cazador de la aldea, conocido como el Gran Cazador, dijo públicamente: "Llevamos muchos años viviendo como cazadores y recolectores, es nuestra tradición, así vivieron mis padres y los padres de mis padres. Cambiar nuestra forma de vida sería una falta de respeto a nuestros antepasados” Otros le daban la razón y además decían: “Nuestros ancianos nos han enseñado a vivir así ¿Acaso te has creído que sabes tú más que ellos, con lo joven que eres? "
El más famoso cazador de la aldea, conocido como el Gran Cazador, dijo públicamente: "Llevamos muchos años viviendo como cazadores y recolectores, es nuestra tradición, así vivieron mis padres y los padres de mis padres. Cambiar nuestra forma de vida sería una falta de respeto a nuestros antepasados” Otros le daban la razón y además decían: “Nuestros ancianos nos han enseñado a vivir así ¿Acaso te has creído que sabes tú más que ellos, con lo joven que eres? "
El rechazo de los demás te desanimó, pero como eres persistente,
decidiste demostrarles que sabias de lo que estabas hablando, así que les
dijiste: “Sin duda nuestros ancianos sabían mucho, pero yo ahora he
aprendido lo que saben otros ancianos, si queréis me podéis preguntar y
si me equivoco, seguiremos como siempre, pero si no me equivoco, probamos mis ideas"
Los demás aceptaron tu propuesta, y te hicieron estas preguntas: