
Al principio casi todos los beneficios se los quedaba tu Maestro-artesano, mientras que tú y la Mujer-valiente ganabais poco. Pero como se os daba bien, el mismo maestro os convirtió en socios y pasasteis a repartiros los beneficios a partes iguales.
Por tus viajes también aprendiste los idiomas de las ciudades a donde ibas a comerciar: arameo (idioma de Jerusalén y Damasco) fenicio (idioma de las ciudades fenicias) y acadio (idioma Babilonia y las ciudades mesopotámicas).
Para calcular los beneficios y los impuestos, fue necesario llevar un registro de los gastos y las ventas. Como acumulaste mucha riqueza, contrataste a escribas para que te llevasen las cuentas mientras tu viajabas buscando nuevos mercados donde vender tus productos. Los escribas que trabajaban para ti te enseñaron a leer y a escribir.
Como quieres practicar, vas a escribir una anécdota que te pasó en uno de tus viajes:
Para calcular los beneficios y los impuestos, fue necesario llevar un registro de los gastos y las ventas. Como acumulaste mucha riqueza, contrataste a escribas para que te llevasen las cuentas mientras tu viajabas buscando nuevos mercados donde vender tus productos. Los escribas que trabajaban para ti te enseñaron a leer y a escribir.
Como quieres practicar, vas a escribir una anécdota que te pasó en uno de tus viajes:
